Es conocido por la ciencia económica la importancia de la Escuela de Salamanca. En términos generales, esta Escuela, como concepto, albergó a diferentes profesores universitarios, con Francisco de Vitoria a la cabeza los cuáles avanzaron en el pensamiento en diversas áreas, una de ellas la economía. Se trataron de años en los que el pensamiento español estaba a la cabeza en campos como las artes o la literatura, y también en ciencias, cuestión que se manifestaba especialmente en esta Escuela.
Desde el punto de vista económico la labor de la Escuela de Salamanca se acabó por reconocer por Joseph Alois Schumpeter en los años 50 del siglo XX. Este reconocido economista reivindicó y fue capaz de dar luz a la gran labor de los salmantinos como creadores de lo que hoy se conoce como ciencia económica. También Marjorie Grice-Hutchinson realizó una gran labor al desarrollar grandes estudios al respecto.
Como indicaba, Francisco de Vitoria lideró la Escuela de Salamanca de economistas. Siendo profesor en la Soborna ya los comerciantes le preguntaban acerca de aspectos tan trascendentales como son la legitimidad del comercio, a lo que él reaccionó alejándose de posiciones enconadas en el pasado y ciertamente obsoletas e investigando y profundizando en aspectos tan trascendentales como la libre circulación de personas, bienes e ideas, llegó a vincular el comercio con el bienestar general al proporcionar éste un servicio importante a la sociedad. Partiendo de estas premisas, este conjunto de profesores, entre los cuales también hay que destacar a Martín de Azpilicueta, Luis de Alcalá, Luis De Molina o Diego de Covarrubias, desarrollaron conocimiento en conceptos como la propiedad privada, dinero, valor, precio, precio justo o en los primeros acercamientos a la naturaleza del interés bancario.
Si bien la vinculación de Salamanca con la economía es importante en cuanto al nacimiento de la Escuela de Salamanca de economistas, la ciudad del Tormes ya fue casa de la moneda hace quince siglos cuando el rey visigodo Recadero impulsó la primera casa de la moneda en la ciudad. De hecho, después de la invasión musulmana, los reyes de León volvieron a elegir la capital charra en el siglo XII como centro de acuñación. Salamanca fue lugar de acuñación de moneda real durante nueve siglos.