En primer lugar, hemos de tener claro qué se entiende por demanda. La misma no es otra que la cantidad de bienes y servicios que son adquiridos por consumidores a diferentes niveles de precios y de acuerdo a una unidad de tiempo que puede ir desde un día hasta un año, etcétera. Es importante la incorporación del concepto de periodo temporal ya que de otra forma no podríamos observar si la demanda crece o decrece.
Sin lugar a duda, la demanda tiene un efecto claro en la determinación del nivel de actividad económica. Este planteamiento ya se observaba en la denominada macroeconomía keynesiana aunque en este caso, no se logró introducir de manera clara el concepto de demanda agregada.
Un paso más en el estudio de la influencia de la demanda en el nivel de actividad económica fue el que se dio con la incorporación de las postulaciones principales de la macroeconomía neokeynesiana, donde ya se tenía en cuenta el efecto de la demanda agregada.
La demanda endógena
La teoría económica neoclásica toma los gustos y las preferencias de los consumidores como dados y busca determinar el conjunto de precios relativos que encaje con esos gustos y preferencias con los recursos limitados y la capacidad tecnológica disponibles para satisfacerlos. A nivel microeconómico la demanda se considera exógena puesto que los gustos y las preferencias de los consumidores están dados.
Para incidir en la influencia del valor de la demanda en la era Covid-19 postulados como los postkeynesianos encajan al considerar que la demanda agregada efectiva es una variable que determina el nivel de crecimiento de la economía.
Con todo lo anterior, y a un nivel muy básico, se puede comenzar a entender la importancia de cuidar la demanda en cualquier sociedad preocupada por el crecimiento económico. La dificultad de la existencia de una pandemia debería tener una repercusión mayor en la búsqueda de incrementos de la demanda (interna principalmente) y para ello, la variable de la eficiencia en política juega un papel principal.