Hace casi un año, en mayo de 2022, IPSASB (International Public Sector Accounting Standards Boards) lanzó un documento de consulta sobre el avance de los informes de sostenibilidad del sector público. El documento proponía que el IPSASB actuara como organismo normativo para la elaboración de orientaciones sobre sostenibilidad específicas para el sector público a nivel mundial. También identificaban la necesidad de una guía global de información sobre sostenibilidad específica para el sector público debido al gran impacto económico, medioambiental, social y de gobernanza del propio sector público, así como la importancia de los mercados de capitales. La consulta entendió como lógica una fecha final de la misma fijada el 9 de septiembre de 2022 y se proponía motivada por la necesidad de contar con orientaciones sobre la elaboración de informes de sostenibilidad específicos para el sector público, entre ellos:
- Interés público mundial
- Gran impacto económico, medioambiental, social y de gobernanza
- Importancia para los mercados de capitales
- Diferencias en el enfoque del sector público
- Desafíos en la aplicación de la orientaciones del sector privado
Posteriormente, IPSASB ha sacado a la luz iniciativas como el Exposure Draft en el que se proponen orientaciones adiciones para las Directrices de Prácticas Recomendadas (RPG) 1 y 3 con el fin de facilitar la presentación de información sobre programas de sostenibilidad. La guía incluiría orientaciones de aplicación y ejemplos ilustrativos para informar sobre el impacto de los programas de sostenibilidad en las finanzas generales de una entidad e información sobre el rendimiento de los servicios relacionados con los programas de sostenibilidad.
Al margen del trabajo del IPSASB, vanagloriable en pro de la sostenibilidad, la contemplación completa del desafío puede incorporar a otras entidades que ya vienen trabajando en el mismo y que, sin duda, enriquecerán el proceso. Es el caso de la Global Reporting Initiative (GRI), y a este respecto es importante tener en cuenta a personas muy relevantes, como la profesora Carol Adams, que sugiere que el IPSASB y la GRI desarrollen conjuntamente una norma para el sector público utilizando y mejorando las sinergias e implicando una estrecha colaboración entre los consejos por área de especialización. Además, sugiere que la GRI elabore un suplemento para el sector público y que el IPSASB desarrolle una norma sobre los asunto más netamente financieros. De hecho, la profesora Carol Adams, con respecto al Exposure Draft, sugiere modificaciones a la guía para garantizar que pueda cumplir sus objetivos, incluida la definición de términos clave como «sostenibilidad» y «programas de sostenibilidad», proporcionando orientación sobre la determinación de los resultados de la sostenibilidad, y abogando por el uso de las normas y los indicadores de la GRI para determinar la información sobre los resultados económicos, ambientales y sociales del programa.
Pero es, en resumen, el desafío lo que me ocupa en este asunto y, de lo anterior, se detrae que el trabajo conjunto puede generar sinergías estratégicas y operativas. Las primeras fruto del mayor conocimiento geográfico concreto y las segundas debido a la profundización en asuntos concretos en los que alguna institución concreta haya podido venir trabajando y la experiencia sea profunda y agradecida.