Antes de hablar del valor de liquidación y valor de funcionamiento hemos ya calculado el valor neto asumiendo que la empresa mantendrá su actividad. No obstante, es frecuente encontrarse con el caso de que los ingresos generados proporcionen una rentabilidad sobre el valor neto insatisfactoria (ejemplo, menor que la rentabilidad de mercado de activos sin riesgo).
En estos casos no tiene sentido la valoración de la empresa en funcionamiento; puesto que no es financieramente viable.
El valor de liquidación, o valor de los activos es, por contra, una fórmula más adecuada para valorar empresas con problemas de viabilidad. Para ello, los activos deben ser ajustados teniendo en cuenta que se valoran a efectos de ser liquidados:
- Algunas partes podrían ser valoradas por un valor de funcionamiento (tiendas, puntos de ventas,…)
- Deberá considerarse un plazo para hacer efectiva la liquidación
- Al proceso llevará costes asociados: comisiones, agentes,…
A la hora de calcular el valor neto, y sobre todo si ha de estimarse un Fondo de Comercio, los activos no necesarios deben valorarse por separado.
De manera que pudieran no venderse, liquidarse o, venderse con la empresa por su valor de liquidación.
Típicos ejemplos son:
- Inmuebles no utilizados
- Acciones especulativas
- Créditos a accionistas