Debido a lo «relativamente nuevo» de la inteligencia artificial, a muchas personas les cuesta entender qué es, muchos lo resumen como «el intento de hacer que las máquinas -piensen- y actúen como los seres humanos». Pero este pseudo concepto deja fuera muchas facetas realmente importantes de la inteligencia artificial o también conocida como IA, especialmente sus aspectos científicos.
La IA es una parte central de uno de los desarrollos científicos e intelectuales más profundos del siglo pasado, el estudio de la información, cómo puede ser adquirida, almacenada, manipulada, extendida, utilizada y transmitida ya sea en máquinas o en humanos u otros animales.
No existe una definición corta que pueda recoger de una manera efectiva los temas y objetivos que involucran a la IA, así que a continuación se describirá la IA más allá de su definición.
Entendiendo la inteligencia artificial
La IA como disciplina es relativamente nueva, de hecho sus orígenes se remontan a finales del siglo XX. Actualmente suele emplearse bastante a menudo en libros, periódicos, revistas, películas, etcétera. La IA está creciendo constantemente en el mundo académico y en la industria aunque el trabajo no siempre es etiquetado como «Inteligencia Artificial» ya que muchas ideas y técnicas importantes de la misma han sido absorbidas por la ingeniería de software.
El crecimiento tan acelerado de la IA ha hecho que algunas personas se atrevan a afirmar que existe el peligro de que en el futuro los robots sean tan inteligentes que dominarán el mundo y acabarán con los seres humanos o, los hay más imaginativos, que creen que los robots tendrán a los seres humanos como sus mascotas. Nada más lejos de la realidad, porque no están teniendo en cuenta la dificultad real de entender muchas capacidades de los humanos y animales que aún no somos capaces de reproducir en sistemas de software o robots.
La química y la física se dedican a estudiar la materia, la energía, las fuerzas y las diferentes maneras en las que se pueden combinar y transformar mientras que la biología, la medicina y otras disciplinas de la ingeniería estudian sistemas cada vez más complejos que se construyen a partir de componentes físicos. Estas investigaciones requieren de una comprensión de las máquinas artificiales y naturales que operan con fuerzas, energías y que reorganizan la materia además estas máquinas manipulan el conocimiento.
Para abordar todo esto es necesario un nuevo tipo de ciencia para el estudio de los principios por los cuales: el conocimiento se adquiere y se utiliza, se generan y se alcanzan los objetivos, la información es comunicada, se logra la colaboración, se forman conceptos, se desarrollan los lenguajes, etcétera. Podría llamarse la ciencia del conocimiento o la ciencia de la inteligencia.
De eso se trata la IA, no sólo de sistemas artificiales, sino también de los seres humanos y cómo los organismos vivos adquieren, manipulan, almacenan, utilizan y transmiten información y cómo son impulsados o controlados por ella. Desde este panorama, no es sorprendente que en los últimos años el estudio de las emociones haya crecido en importancia en la IA.
Diseñar máquinas con tales capacidades ha resultado mucho más difícil de lo que muchos de los primeros investigadores esperaban. En parte eso se debe a que muchas tareas que al principio parecían simples resultaron tener profundidades ocultas. Por ejemplo, ver no es sólo una cuestión de reconocer patrones en imágenes visuales, sino que implica dar sentido al entorno, incluyendo la comprensión de todas las muchas maneras en que puede ayudarnos o dificultarnos. Del mismo modo, la capacidad de entender y utilizar un lenguaje natural, como el inglés, o el francés, o el urdu, resultó ser mucho más compleja de lo que algunos de los primeros investigadores pensaron.
Para estudiar y modelar estas complejidades, hemos tenido que inventar formas completamente nuevas de pensar en los procesos involucrados, incluyendo el desarrollo de nuevos lenguajes en los que expresar las ideas, tales como nuevos tipos de lenguaje de programación. (Los investigadores de la IA a menudo encuentran que los lenguajes utilizados por otros programadores, por ejemplo, Pascal, C, C++, Java, son demasiado restrictivos).
La inteligencia artificial, a pesar de lo que pueda sugerir su nombre, se trata de sistemas naturales de procesamiento de información, así como de sistemas artificiales y no sólo sobre cómo perciben el aprendizaje y el pensamiento, sino también sobre lo que quieren y cómo se sienten.